domingo, 20 de septiembre de 2009


Quisiera desde este blog empezar un apartado a los padres, en donde poder ayudarles un poquito en la ardua tarea de la educación de los hijos.
Por ello os dejo hoy unos consejos para que la lectura les sea agradable, y no una imposición.Con vuestra ayuda y la que les brindamos en el colegio, no dudo que podremos hacer de vuestros hijos unos grandes lectores.Si así lo conseguimos, haremos de ellos para el día de mañana ,hombres y mujeres educados en libertad.Ójala lo consigamos.

CÓMO SEDUCIR A LOS HIJOS EN LA LECTURA


Os presentamos algunas estrategias para seducir a vuestros hijos en la lectura.
Se trata, en definitiva, de establecer un lazo de acercamiento entre los hijos y los libros desde el cariño de los padres. Los cimientos de esta afición se construyen desde la edad más tierna.

Y recuerda que: El verbo leer, como el amar, no acepta el imperativo.


Cuando son muy pequeños y aún no leen

Cuéntale un cuento todos los días.
“Atrápale” con el encanto de los clásicos y de los que puedas improvisar. Más tarde cuando sepa leer, buscará en los libros esas historias que sus padres le contaban.
Bastan quince minutos. Logrará hacerse un rito en su vida. ( ya sabes... los ritos son necesarios, decía El Principito: “ Si sé que vienes a las cinco, empezaré a ser feliz desde las tres...”). Un momento muy indicado es antes de irse a la cama, pero hay otros ratos adecuados.
Sostén a tu hijo en tu regazo y permite que vea contigo un libro.
Que te ayude a pasar las hojas, se fije en las ilustraciones...
Que toque libro
Hay muchos libros – juguete indicados incluso para bebés. Deja que manipule esos libros de plástico y de cartones duros, con muchos dibujos, fotografías, relieves...cuando están empezando a leer

Provoca un ambiente de lectura en casa.
Que lo pueda asociar siempre a un momento especial.
Es buena edad para crear (no imponer) un ambiente relajado, en familia mientras leemos el periódico, revistas, libros, con suave musiquita de fondo...
( imagínate, por ejemplo, en la mañana o en la tarde del domingo. No hace falta mucho tiempo, bastarán veinte minutos para ir creando hábito positivo).
Léele sus cuentos en voz alta y anímale a que vaya siguiendo con la vista lo que tú lees.
El paso de los cuentos hablados a los cuentos que ellos leen es muy importante.
Enséñale que leemos las palabras de izquierda a derecha; las ilustraciones del párrafo que acabamos de leer; recréate en interpretar con él la historia que se vive en el cuento intentando relacionarla con su vida ( ¡Mira, como tú, también tiene un perro...¡).
Hazle saber todo lo que disfrutas cuando estáis leyendo juntos.
Hará mucho más especial el próximo momento.
Pásale el relevo de leer
Todo el tiempo que su capacidad lo permita, pero mantén tú algunos turnos porque necesita saber que sigues activo, que estás ahí. Sin duda, para el pequeño es más emocionante saberte conectado con él mientras estáis leyendo. Estáis compartiendo una aventura.
Mete libros para su edad en casa, en su habitación y también algunos en estantes comunes. Se irá familiarizando. Aunque lo veas muy pequeño puedes fomentar su manipulación, que lo acompañe...
Llévale a la biblioteca y a librerías... y a las ferias del libro
Que se familiarice aún más hojeando otros libros. Que disfrute viéndolos. Sácalé alguno prestado y que aprenda a cuidarlo.
Aprovecha todas las ocasiones importantes para regalarle también un libro.
Tal vez encuentres alguna más que su cumpleaños...
Deja que participe en la medida que pueda en escoger sus propios libros.
Tú puedes intrigarles, ir presentándole algunos, pero poco a poco ellos deben identificarse con sus propios gustos.
No empujes para que lea rápido.
No nos obsesionemos con la velocidad lectora (ésta se adquiere con la práctica). Lo importante es que comprenda lo que lee. No debe sentir presión nunca cuando lea, mucho menos en sus primeras “horas de vuelo”
Puedes fomentar su comprensión.
Hazle preguntas para que mantenga la atención: pídele su opinión sobre lo que cree que va a pasar en los próximos párrafos, que te cuente lo que ha sucedido, etc,. Pero nunca como alguien que juzga, sino como alguien que pide su opinión y que te ayuda en la tuya.

Cuando ya lee en el colegio con cierta soltura. Es la gran edad de la afición.

Provoca un ambiente de lectura en casa.
Que lo pueda asociar siempre a un momento especial.
Es buena edad para, por ejemplo, crear (no imponer) un ambiente relajado, en familia mientras leemos el periódico, revistas, libros, con suave musiquita de fondo... ( en la mañana o en la tarde, no hace falta mucho tiempo, bastarán 20-30 minutos para crear hábito positivo).
Mostrarles la lectura como fuente de placer
Porque los que desgraciadamente no se animen a la lectura recreativa, sólo conocerán la de los libros de texto y de ésta se examinan, es un tanto amenazadora.
Los padres podemos manifestar que nos divertimos.Que nos vean disfrutar, soltar la carcajada, mantenernos intrigados,, contar el párrafo divertido...
Mostrar mucho interés por el libro que está leyendo
Pregúntale de qué va, si le gusta, si es divertido... hacerle partícipe de esa “fuente de placer”.
Que active su carné de biblioteca
Y que siga visitando librerías y ferias del libro y hojeando otros libros para desearlos. Cuando tenga autonomía para ir solo, que lo vaya haciendo.
Incentiva a tu hijo a leer antes de acostarse
Casi ningún niño quiere irse a la cama a la hora que le dicen sus padres. ( Si quieres puedes quedarte un rato con la luz encendida en tu cama leyendo...)
No empujes para que lea rápido.
No nos obsesionemos con la velocidad lectora (ésta se adquiere con la práctica). Lo importante es que comprenda lo que lee. No debe sentir presión nunca cuando lea, mucho menos en sus primeras “horas de vuelo”
Para fomentar su comprensión.
Hazle preguntas para que mantenga la atención: pídele su opinión sobre lo que cree que va a pasar en los próximos párrafos, que te cuente lo que ha sucedido, etc,. Pero nunca como alguien que juzga, sino como alguien que pide su opinión y que te ayuda en la tuya.
Lo hará en voz alta. Manifiéstale lo bien que te sientes cuando lee y hazle que tome seguridad en ello.

En los comienzos de la Adolescencia

No le “ralles” con el discursito.
Cuando entran en la pubertad, casi van a hacer lo contrario a lo que los padres les decimos. ( Cuenta Sánchez Dragó que su padre consiguió de él una enorme afición a la lectura: astutamente, le prohibía leer los libros que le dejaba en un estante determinado sabiendo que su curiosidad y rebeldía le harían transgredir la prohibición).
En esta edad entra bien el mensaje de la lectura como fuente de libertad.
Además de seguir manifestando nuestro agrado y disfrute por lo que nos aportan los libros para contagiarles interés, hay que argumentarles que estamos sometidos desde muy jóvenes a una gran cantidad de “comeduras de coco” ( comerciales, consumismo, tendenciosidad ideológica...) y que la lectura nos puede permitir una independencia de criterio, forjar nuestra propia personalidad y un espíritu crítico.
Cuando estamos a solas con un libro, nos planteamos interrogantes, reflexionamos...
“Dicen que el que lee va edificando página a página su propia libertad."

(Recogido en informapadres.com)

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